Cómo lavar tu mochila a mano

El mantenimiento adecuado de una mochila es esencial para prolongar su vida útil y mantener su funcionalidad. Lavar a mano tu mochila es un proceso que, si se realiza correctamente, puede ayudar a preservar sus materiales y características. A continuación, te presentamos algunos pasos y recomendaciones para lavar tu mochila correctamente.

Lo que necesitarás:

 

  • Un recipiente grande con agua (puede ser un cubo, fregadero o cubeta)
  • Jabón suave o detergente sin blanqueador (también puedes usar champú para bebé)
  • Esponja o un cepillo de dientes viejo
  • Aspiradora
  • Toalla o trapo para secar

1. Vacía tu mochila

 

Antes de comenzar a mojar, asegúrate de sacar todo lo que tengas dentro. Cosas como llaves, billeteras o incluso esas mochilas con bolsillos y correas extraíbles, que puedes lavar por separado.

 

2. Sacude y limpia el polvo

 

Es importante eliminar la mayor cantidad posible de polvo y tierra. Puedes tender tu mochila boca abajo y agitarla, o utilizar una aspiradora para sacar toda la suciedad que puedas antes de meterla al agua.

 

3. Verifica las instrucciones de cuidado

 

Cada mochila tiene sus propias recomendaciones. Antes de lanzarte a lavarla, lee la etiqueta para asegurarte de no cometer ningún error que pueda dañarla.

 

4. Prepara las manchas difíciles

 

Si tu mochila tiene manchas, aplica un poco de quitamanchas en esas zonas y frota suavemente con una esponja o un cepillo de dientes. Deja actuar unos 30 minutos para que el producto haga su magia. No uses mucho, un poco basta, y evita el blanqueador.

 

5. A lavar la mochila

 

Llena tu recipiente con agua tibia, lo suficiente para que la mochila quede bien sumergida. Echa un poco de jabón suave o champú para bebé. Lava todo con la esponja, frotando por dentro y por fuera. Si tienes correas o bolsillos que también necesiten ser lavados, hazlo por separado.

 

6. Enjuaga y deja secar

 

Enjuaga bien la mochila para quitar todo el jabón. Lo ideal es hacerlo bajo un chorro de agua o con una regadera.

Para secarla, primero usa una toalla para eliminar el exceso de agua. Después, cuélgala en un lugar con buena circulación de aire, a la sombra para que no se decolore por el sol. No uses la secadora, ya que el calor puede estropearla.